Aunque las secuelas de la pandemia y el consecuente cierre global de la economía ya pasaron, a los expertos en economía les preocupa la posibilidad de que las empresas continúen transfiriendo los incrementos de precios a los consumidores.
Thomas Barkin, presidente de la Reserva Federal (Fed) de Richmond y participante en las decisiones de política del banco central estadounidense, está atento a la recuperación de la capacidad de los minoristas para negociar descuentos con los fabricantes de artículos esenciales para el hogar y así beneficiar a los consumidores estadounidenses.
Barkin destacó un cambio de dinámica, señalando que ahora los productores tienen una posición más fuerte.
“Las grandes tiendas minoristas presionan a los fabricantes para tratar de alentarlos a comenzar a ofrecer más descuentos. Pero su poder de negociación es menor que antes del covid porque todavía hay mucho ir y venir con los proveedores sobre los costos de transporte, los costos laborales y la desglobalización”, explicó.
Empresas como Procter & Gamble aseguran que la inflación laboral afecta toda la cadena de suministro y sus costos generales.
Una investigación de la Fed de Richmond y la Universidad de Duke indica que alrededor del 60% de las empresas planean aumentar los precios este año en comparación con el período anterior a 2020.
Sin embargo, Barkin señala que hay una moderación en la intensidad, ya que planean subir los precios solo una vez en lugar de múltiples ocasiones.
Barkin está especialmente atento a la respuesta de los consumidores ante estos incrementos de precios. Si continúan gastando a pesar de ello, podría ser menos probable que se considere la reducción de tasas de interés.
El informe Beige Book de la Fed sugiere que los compradores están volviéndose más sensibles a los cambios en los precios, obligando a los minoristas a ajustar sus márgenes de beneficio y resistir los esfuerzos de los proveedores por subir los precios.
Aunque el presidente de la Fed de Richmond destacó la influencia de las cadenas de descuento alemanas Aldi y Lidl como señal de que los consumidores valoran la economía, persiste la preocupación global entre los banqueros centrales de que el mundo esté entrando en un régimen de alta inflación.
La encuesta FT Michigan Ross de enero revela que, en términos de inflación, la mayoría de los encuestados cita el aumento de los precios de los alimentos como un impacto significativo en sus finanzas.
A medida que la presión sobre los precios persiste, los minoristas buscan recuperar parte de su poder mediante la expansión de marcas propias.
Conforme la preocupación por la inflación se convierte en un tema central en la carrera presidencial, el equipo económico de Biden enfrenta desafíos, especialmente en el ámbito de los alimentos cuyos precios aumentaron notablemente durante su mandato.
La percepción pública de la economía puede ser crucial antes de las elecciones de noviembre, ya que más de la mitad de los votantes considera que su situación ha empeorado con Biden, y las políticas demócratas son citadas como una de las razones clave detrás de los aumentos de precios.